Cosmos: presentación
“Caí en una especie de sorpresa temblorosa ante el hecho de que dos bocas que no tenían nada en común tuvieran pese a todo algo en común. El hecho me aturdía y, sobre todo, me hundía en una increíble distracción. Y todo estaba impregnado de noche, de tinieblas, como sumergido en el día anterior.”
Witold Gombrowicz veía en Cosmos una novela sobre la formación de la realidad, una especie de relato policial.
¡Y temo a la Forma como si de una bestia salvaje se tratase!
Testamento. Conversaciones con Dominique de Roux |
¿Forzado? ¿Artificial? Eso pretenden los que no han advertido que “Cosmos” no es una novela normal, en la que se narra una historia, una trágica historia de amor, por ejemplo. Esta novela tiene como tema la formación misma de dicha historia, es decir, la formación de una realidad… En ella se muestra cómo una determinada realidad trata de surgir de nuestras asociaciones, de manera indolente, con todas sus torpezas…, en una jungla de equívocos, de interpretaciones erróneas. Y a cada instante, la desmañada construcción se pierde en el caos. “Cosmos” es una novela que se crea a sí misma, a medida que se escribe.
Testamento. Conversaciones con Dominique de Roux |
Comenzada en Buenos Aires en febrero de 1961, será concluida en Vence en diciembre de 1964. El Institut Littéraire, editorial de los emigrados polacos de París, publicará la novela en 1965.
Cosmos aparece en Polonia en 1986, en el volumen V de las Obras completas, en las ediciones Wydawnictwo Literackie de Cracovia.
La primera traducción de Cosmos fue del polaco al francés, por Georges Sédir, publicada por Maurice Nadeau en su colección “Les Lettres nouvelles”, ediciones Denoël, en 1966.
Contrariamente a sus hábitos, Gombrowicz no ha modificado nada en su texto en esta ocasión. Cosmos recibió el Premio Internacional de Literatura (Formentor) en mayo de 1967, dos años antes de la muerte del escritor.
“Él dijo todavía una vez: ‘¡Berg!’. Pero lo dijo con voz más tranquila, más apagada; no me había equivocado, me miró con afecto, se golpeó una rodilla con la mano y exclamó fraternalmente:
‘Berg, bergo, bergus, veo que es usted un buen bembergador’.”
Uno de los personajes centrales de Cosmos, el propietario de la pensión familiar, León Wojtys, juega con el lenguaje. Inventa palabras misteriosas, como “berg”, cita proverbios, latiniza ciertas palabras. Es una imitación de la “chochez lingüística, la chochez polaca” según su traductor Constantin Jelenski.
Los infortunios de Zakopane, texto que apareció en polaco en 1938 (en la revista Czas – “El Tiempo”) y mucho más tarde en francés en Varia II (Christian Bourgois, 1989), puede considerarse una especie de “anticipación” de esta novela.
«“Algo absurdo. Un pájaro ahorcado. Un gorrión ahorcado. Era algo que proclamaba a gritos su excentricidad y señalaba acusadoramente una mano humana que había penetrado en la maleza… ¿la mano de quién? ¿Quién había sido el ahorcador? ¿Y para qué? ¿Cuál podía ser la causa?”